martes, 17 de mayo de 2011

(1) Amor.-

y podría haber sido una constante en el tiempo, perseguida y avasallada por sus méritos colgando a destriunfo, como si todo fuera la promesa del futuro... podría incluso cambiar el tiempo en un día nublado, haciendo crecer pastizales con su bruma, o a destiempo un otoño perfecto, ímpetu desafiando el caer de las hojas, un roble joven con su sol interno, ese que no falla ese que no muere.
no descansa lo que en el tiempo avanza, mas bien madura en su armonía, conformando todo un trayecto de vida... donde descansa el capricho humilde de ser humanos, de querer perseguir todo en cuanto a nada respectara, no anhelar en el individuo... esa falta, ese tu, esa dualidad mentirosa de no asumir el costo de una mirada tierna, que con suerte, hubiera fallado... no esperas una segunda opinión, a desmentir con la mirada, lo que causa risa inquieta y prisa... cuando todo escapa por la piel.
A quien le importa las hojas caídas en el otoño o en invierno, polvo al viento, un futuro sol interno, puede florecer a destiempo, pero maduro en sus frutos, y seco en su interno, por tanto sediento de la costumbre innata del cuerpo, del interno fruto dispuesto... a ser flor de invierno.

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